EL crisol de la mañana, porque la mañana es noche y glauca melodía, despierta melodiosamente. Venimos del sueño, pero en el sueño prevalecemos a pesar de las luces y los reflejos del día. Tan solo el amor, la palabra, la armonía conjunta de la tierra y el cielo nos detonan un sentir, un sentir profundo de no se sabe dónde. Ese misterio lo inunda todo cuando el arte es natural y natural es la persona que lo edifica.