ARMONÍA VOCÁLICA: dícese de la cadencia propia de la poesía del poeta que tiene un templo en el oído, pues convierte en sagrado lo sonoro. Por desgracia, la poesía de estas décadas está escrita con sordina y apenas se acerca a la palabra en cualquiera de su virtudes. Sea sonido o sintagma, enunciado o estrofa la composición ha de someterse al principio de la música, a la marca de la estirpe de Orfeo.