jueves, 27 de febrero de 2014

LEO, extemporáneamente, a Vila-Matas, Kassel no invita a la lógica: en el coche, mientras espero a E., en la madrugada, en las visitas al baño, cuando desayuno, almuerzo o ceno o en cualquiera de esos instantes que, durante el día, parecen sucedáneos y se dejan sin aprovechar y sin hacer nada. El hombre, como dijo Baroja, es un hombre de acción, "la lucha por la vida", claro está, es el lema de los que observamos los días rebosantes de sucesos que, al margen de todo, nos invitan a recluirnos. 

Quizás este escrito sea un McGuffin en este diario, un recurso, una argucia,  para que pueda avanzar en la escritura sin atender, todavía, a lo que parecía haberse anunciado al comienzo. Y, como es obvio, no voy a escribir sobre Vila-Matas, -no sé si lo habrán advertido-, sino sobre un texto de Chéjov que se titula "Ideas impropias".

Estas "ideas impropias" del autor ruso es una analogía con los McGuffin de Vila-Matas (perdonen que vuela a citarlo a pesar de que no vaya a escribir sobre él). Consisten en una transformación de la realidad a partir de la reflexión de un personaje. Un profesor de lenguas antiguas, ejercitado en el ejercicio de la extemporalia, esto es, en verter al ruso los textos latinos y griegos, decide plantear razonamientos ilógicos, inadecuados a los textos que tiene por delante. De esta forma, piensa en sustituir el significado de un verbo por otro, de un adjetivo por otro, del género gramatical y de todas aquellas inapropiadas cualidades que , de suyo, les hubiera correspondido. 

El texto de Chéjov y de Vila-Matas conviven en esa forma de entender la literatura desde la ficción misma, desde la poética de la ficción en el mismo texto. Llamada metaliteratura por la crítica al uso, considero que en este territorio la obra literaria posee todavía inagotables posibilidades expresivas; todo lo contrario a cuando está sometida a renovaciones de estructura, voces narrativas, juegos temporales entre la trama y la historia o cualesquiera de los procedimientos que, avanzado el siglo XX, la novela alcanzó y desarrolló con excelencia. 

Habrá, por tanto, como afirma el maestro de lenguas antiguas de Chéjov o el propio personaje de Vila-Matas con los McGuffin del comienzo, que introducir en el texto razonamientos que expandan las dimensiones significativas de las palabras.