LO HE llamado Cuaderno de París
y he comenzado a escribir en él unas prosas encadenadas que parecieran tener a
un solo sujeto por hilván. Puede que este cuaderno no sea más que una suma de
cuadernos imaginarios, de estancias especulares por las calles, los bulevares,
los jardines, los museos de París. El viaje, sin embargo, ha sido distinto a
los demás, pues he viajado solo, -sin M.C., sin E.- , y las caminatas han ido
adquiriendo una suerte de celebración de estar vivo, llanamente vivo.
El viaje no termina con los aterrizajes y los
despegues; existe una psique que
moldea el tránsito del cuerpo y del espíritu. Una suerte de iter vitae eventual, que formula una
consciencia aunque tan solo perdure unos meses. En ese tramo estoy, soy todavía
en los pasos allí. Sigo tan allí, tan
presente por los bulevares, tan enquistado
en la magnificencia de la piedra encendida, que aún conservo el olor húmedo de
su cielo en cada recuerdo.
Tengo las costumbre de ir guardando algunos
tiques, boletos, trípticos de los viajes para luego pegarlos en los cuadernos.
Me parecen la ilustración más obvia y plural, realmente metafórica, de lo que fue todo a
pesar de estas divagaciones tan cercanas a la ensoñación. Vivir es actuar en vida. Las acciones permutan
con las palabras para la literatura. Lo que fue y lo que pudo haber sido en una
misma memoria. Sea cual sea la virtud de escribir existe aún un misterioso
componente que lo jalona todo hasta darlo en armonía.
He tenido la suerte de estar muy bien
acompañado. Jaime me ha brindado la oportunidad de residir en el Colegio de
España; no solo de eso, sino de compartir sus ya gigánticos conocimientos sobre
los textos, los manuscritos, las ediciones, sobre todo, de los siglos áureos. En él la filología de pureza, la que ensalza
el texto por encima de todo, la que predica, como tenía a bien Alfonso Reyes,
que la filología es “el arte de leer despacio”. Cuanta falta hace leer con
lentitud entre los escritores. Con la lentitud con que puede escucharse los
ecos de la belleza antigua en los odres nuevos.