SUBRAYO, durante la mañana, el siguiente fragmento: "El artista es el origen de la obra de arte. La obra es el origen del artista. Ninguno puede ser sin el otro. Pero ninguno de los dos soporta al otro por separado. El artista y la obra son en sí mismos y recíprocamente por medio de un tercero que viene a ser lo primero, aquello de donde el artista y la obra de arte reciben sus nombres: arte". [...] Qué sea el arte nos lo dcid la obra. Qué sea la obra, sólo nos lo puede decir la esencia del arte. [...] El origen de la obra de arte es el arte. [...] El origen de la obra de arte y del artista es el arte. El origen es la procedencia de la esencia, en donde surge a la presencia el ser de un ente".
Líneas más adelante, aparece la afirmación, en mi criterio, capital de este entramado, a saber:
"En la obra obra el acontecimiento de la verdad".
Qué maravilla la obra de Heidegger, sus paseos por los caminos del bosque por los que nos lleva de la mano hasta perdernos en un confín, solitarios, extasiados, naturalmente mortales.