viernes, 19 de abril de 2013

E. no ha querido dormir como tras noches. Ha comenzado a llorar, a saltar en la cuna y tan solo se ha consolado cuando la hemos dejado en el mármol. Le fascina gatear, ser libre a ras de suelo, observar el mundo que la circunda por vez primera. Ese énfasis no la ha dejado dormir y eso me ha dejado muy pensativo, porque anhelo esa resistencia al sueño, deseo esa resistencia a seguir en la libertad ante tanta estulticia, ante tanta falsedad.E. parecía querer elevarse por encima de lo humano.

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Un gran hombre llamado L. Annaei Senecae, contemporáneo, por supuesto,  escribió lo siguiente en Naturales quaestiones: "[...] claro que doy las gracias a naturaleza, no precisamente cuando contemplo bajo el aspecto que es común a todos, sino cuando me he introducido en sus penetrales, cuando aprendo cuál es la materia del universo".

Pasadas unas páginas, termino por leer:  "¡Ah, qué despreciable es el hombre si no consigue elevarse por encima de lo humano!". 

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No puedo dejar de anotar que pensar es ser y que el acto definitivo del pensamiento es la creación