jueves, 11 de abril de 2013

HE revisado el cuaderno y compruebo en él algunos poemas incipientes. Los he numerado y cuento siete poemas. Algunos de ellos, vituperados, maltrechos, muy emborronados. Pienso en abandonarlos totalmente hasta que me llegue esa evidencia de la visión y de los símbolos. El poeta no trabaja, no pule, no artesanea con los versos: su trabajo es de otro raciocinio, su fuente quizás nunca ha sido entendida. J.R.J. hablaba del misterio, del envés de lo que la literatura actual y sus secuaces quieren propalar en la sociedad. Siempre la literatura nació de un individuo genial y los jalones a la historia de la humanidad siempre ha residido en la mente de un hombre solo. 

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Escribo visión y traigo a este diario unas palabras de M. Zambrano que me conmueven: "Si se trata de palabras que solamente manifiestan la aparición de la palabra misma, el sujeto vive entonces la palabra como antes de haberla tenido, como si hubiera podido no existir, pero sabiéndola cierta". 

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