PAUSILYPON, el bálsamo que ofrecía la contemplación de la Bahía de Nápoles a los romanos que construyeron allí, en sus alturas y cimas, sus mansiones de retiro. Significa "lugar donde se calma el dolor" y, como bien explica C. A. M., cerca se encuentra el Parque Virgiliano y la tumba de Leopardi.
Coinciden dos poetas en un lugar que nos restablece, pues quien ha visitado Nápoles y sus aledaños ha quedado ya renovado por siempre. Dos tumbas, restos, parajes de poetas que aún resplandecen en cada amanecer en una tierra en la que siento que fui algo entonces.
Plango me no esse quod fuerim. Con estas palabras se dirigió san Jerónimo a san Eustaquio. Deseo, anhelo ser lo que fui. San Jerónimo sintetizó con esta sentencia un sentir cada vez más anexo a mi días. Siento que en determinados lugares he sido algo antes, he existido con una fuerza proteica y mineral que me hace renunciar a todo y que va ocupando el lugar de lo que soy. Esa confluencia de los tiempos y los espacios en música la denominamos armonía.
Es un afán de vivencia lo que me sucede cuando deambulo por tierras italianas; así sucede con los textos que contienen materia del centro indudable. Una llamada, la imantación hacia el origen inexcusable que fuimos y seguimos siendo.