AQUÍ estoy y estoy en la mitad del camino. Siento, desde hace unas semanas, un afán y un estupor de reconducirlo todo soberanamente. La vida va siendo esa sentencia inexpugnable e invisible que nos vive, pero existe una fisura, ante el reino de sombras, por donde poder vislumbrar y acometer la resistencia silenciosa. Leer vivamente, escribir la lectura es una de esas acciones, acaso una noble convicción la del que somete sus días a la lectura. Afluentes de la causa primera que llamamos amor o semilla y que se manifiesta en lo interno y en lo externo, en lo que cada cual piensa y hace.