SI pasados los años, alguien, -uno mismo, que será otro-, quisiera recoger todas estas palabras en un haz para darle sentido o quizás para buscar en ellas la causa primera que las generó deberá pensar en la pureza de espíritu, al menos, en el empuje inequívoco de que la limpieza ética es condición indispensable para que la estética alumbre.
Si pasados los años, alguien, - E., por ejemplo-, escudriña entre estos asertos, entre estas líneas tratando de encontrar algún rastro de quien fui me conformaría con que adquiriese la imagen, en su memoria, de un hombre bueno, amante de la belleza y afanado en hallar la verdad luminosa del arte a cada momento.