DE NUEVO aquí. Leyendo, leyendo. Anotando, pues escribir es todavía una gusanera de emociones contrarias. Anotando aquí, escribiendo acullá. Abro un volumen de Thomas Mann, acaso el novelista que últimamente más me emociona y me colma de placer ético y estético, y leo algunos de sus párrafos majestuosos. Luego a Víctor Botas, al poeta que de tan singular debiera haber callado justamente y haberse recluido, si la vida lo hubiera permitido, en sí mismo. Sin más voces ni más ecos. Y también a Kingsley y con este me entorno de misterios, de contornos que precintan la razón primera. Releía anoche la Biblia, "Job murió colmado de días". Recuento los días conmigo, en mí, con las sílabas prendidas de la lectura. Hoy, ahora, al recuerdo, siento un clamor de inocencia en que quisiera estar por siempre.