Como en la música, hay escritores de melodía y escritores de orquestación. Los de melodía, como Mozart, desarrollan un canto continuo tenue, pero de poderosa atracción. Sus versos, por ejemplo, son lábiles unidades, pero sostenidas por una cadencia melódica sublime. Por ejemplo, fray Luis. Por otro lado están los que edifican una composición total, de armonías profundas y contradictorias, como Beethoven. Son poetas que en toda su obra dejan ver una aspiración más completa, más eterna, absolutamente establecida por el abismo. He ahí J.R.R o Rilke.
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