DECÍA Heráclito, "el oscuro", que la realidad la conforman los contrarios en perpetua oposición. Lo concreto se hace múltiple, cambiante, diverso. Lo nombra todo como la realidad de los opuestos.
Para Heráclito, la razón es la que conduce a una síntesis armónica de esa realidad de los opuestos.
Así, el arte puede que sea la expresión luminosa de las tensiones y transformaciones del caos y la armonía en un individuo que se proyecta al cosmos.
Plotino, Bergson acudieron a esta propuesta de Heráclito. Aunque Parménides viniera a contravenir estos parámetros, quizás en la concepción artística funcionan con una clarividencia abrumadora. En último término, los dos filósofos bordeaban, desde ángulos diversos, la misma realidad. Y en sus disparidades se halla la esencia de la mortalidad que nos acoge.