martes, 1 de noviembre de 2016

F. escoge "De la amistad" en el libro de Montaigne

LA escena es conocida. Nos situamos los dos, él siempre en mi brazo derecho, con su cuerpo de colibrí; le coloco el libro por delante para que me indique. F. se muestra efusivo con el pequeño libro de Montaigne y mete la mano entre su páginas. Tomo ese acto como una indicación que, a pesar de que no la entiendo, debo seguir a pies juntitas. Así, cuando observo qué página ha escogido F. me sorprende que sea el texto de Montaigne titulado "De la amistad", unas líneas repletas de subrayados entre sus líneas. De todos ellos, destaca el siguiente: "lo que llamamos amistad, o más generalmente amigos y amistades, son relaciones y conocimientos entablados por alguna casualidad o conveniencia, mediante la cual se enlazan nuestras almas. El de la amistad es un calor general y universal, que permanece templado e igual, un calor constante y sentado, que es todo dulzura y delicadeza, que no es ávido ni punzante en modo alguno”.

No he hallado una definición más bella del concepto en otros libros. Quizás, reproduzca unas líneas que siguen a las citadas, pero me gustaría detenerme en una cuestión que es la que origina la amistad y, sobre todo, la mantiene: la comunicación. 
En efecto, la amistad es quizás el arte de la unión contenida entre dos almas que encuentran un territorio común, de desarrollo y nutrición para cada cual; la amistad es el arte de vincularse, sin más ni más, a otro individuo a partir de su condición y sensibilidad. Entregar los días, el tiempo, la admiración a otra persona por la fuerza de la amistad es una consagración del hecho de ser mortales. 
Así entiendo este hallazgo humano de querer a otro aun cuando lo hemos conocido tardíamente o alejado de nuestro ámbito cotidiano. 
Puede que explique que la aparición de la amistad provoque, como decía Goya, sueños y monstruos, porque la esencia de la amistad está en la comunicación mantenida, en la canalización sentimental de lo uno y lo otro entre esos individuos y eso es una tarea tremenda y hercúlea , en la que acontecen episodios de renuncia. 
Sea cual sea el tema de marras la amistad consiste en discernir los malentendidos, los ruidos comunicativos, las estrafalarias sensaciones que, aveces, nos llegan como ciertas y son falsas, ruinosas y malevolentes. Es la palabra calma el antídoto para la fluidez y la cercanía. El diálogo.

Montaigne aseveraba: "En la amistad de que yo hablo, las almas se mezclan y confunden entre sí con una mixtura tan completa, que borran y no vuelven a encontrar ya la costura que las ha unido. Si me instan a decir por qué le quería, siento que no puede expresarse más que respondiendo: porque era él, porque era yo".

La amistad es una de las culminaciones del mortal en su paso por la vida finita. Una vía de desarrollo fructuosa que todos los autores esenciales han expuesto en sus textos de una u otra manera. A ellos me voy de nuevo, a seguir sus pasos, con el alma limpia y tratando de que las confusiones, tan naturales a los humanos, no desdeñen el disfrute y el gozo de esa maestría connatural.