MAÑANA de lentitud. Niebla que densa el
paisanaje. Soledad del aire ensimismado. Frío de terciopelo y una profunda
melancolía que no encuentra su origen. Nostalgia de todo, recuerdo de nada.
Una alameda verde pronunciándose como una llama verde, de amor viva. Una quietud en los objetos y el alma que se concilia, brevemente, con una figuración de la claridad y de la armonía.
***
“HABLO, luego existo”,
pues la palabra está latente detrás de todo tipo de razonamiento e
inteligencia. Sin la palabra no hubiéramos desarrollado lo que somos hasta
ahora. Sin ella, no tendríamos conciencia de nuestras limitaciones, de lo
paupérrimo y minúsculo que es nuestro ser frente al cosmos.
La evolución crucial
estuvo en la escritura, pues “Escribo, luego existo, pero existo en la ficción”.
Y en ese proceso de ficcionalización que encontró acomodo en la verosimilitud,
el escritor revive y piensa en lo terrestre, en su tiempo vivido. Lo trasciende sin conocer cómo a través de la palabra escrita y fijada en el
tiempo, como quería Machado.
De la escritura, la poesía es la máxima expresión, pues está cercana a la música, más que otros géneros literarios y eso le confiere una aspiración simbólica inigualable.
De la escritura, la poesía es la máxima expresión, pues está cercana a la música, más que otros géneros literarios y eso le confiere una aspiración simbólica inigualable.