AL leer las palabras del músico Edgar, me congracio con el mundo: "La música es la feliz muerte de uno mismo". No anotaré nada más por hoy; esas palabras valen por toda una teoría.
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AUNQUE podría añadir lo siguiente: en su suceder, sucedemos nosotros; en su renacimiento, renacemos, pero siempre en plural, como lo fueron los dioses para los presocráticos. Por este motivo no podremos reconocernos en ese feliz voltaje.