QUÉ encierra la mente humana sigue siendo, después de siglos, un enigma. Nadie trazará los límites por los que puede encaminarse una mente sola, una sola inteligencia que se desprende del común raciocinio y de la norma pensante. Una sola palabra será suficiente para testimoniar que la mente existió en donde nunca antes una mente había sido.Una palabra incognoscible incluso para el que la escribe, incluso para el que la escribe.
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También en mí es domingo y es mañana y es canto del jilguero.
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Ayer leía otra vez Libro del desasosiego, ya que Pessoa es un ejemplo del escritor que se aleja de todo ruido proveniente de la masas. Pessoa legó una lección encarnada en el silencio y la soledad, esto es, en el naufragio viviente de lo cotidiano.
Porque aunque te mantengas alejado de esas voces, aunque persistas en la lejana tranquilidad de ti mismo, los ecos maliciosos desean penetrar en esa estancia. Es cierto que serán maliciosos para los que así los entiendan, porque no debe perturbar en un punto la fidelidad a la literatura. Más que malicisosas, parecen voces y opiniones fantasmales. La literatura es ley, justicia, razón de vida.
Leía, ayer, estas palabras de Pessoa y hoy vuelvo a reescribirlas, por ciertas y verdaderas: "Volver puramente literaria la receptividad de los sentidos y las emociones, cuando acaso se rebajan a aparecer; convertirlas en materia aparecida para con ella esculpir estatuas de palabras fluidas...".
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En una entrevista a Ezra Pound, el poeta termina afirmando que "solo tengo la certeza de mi gran incertidumbre". Después de las últimas intervenciones de la entrevistadora, concluye el poeta: "He perdido el poder de llegar al fondo de mi pensamiento con palabras. Es todo tan difícil, tan inútil.."
Pound fue por un tiempo Pound, pero después del encierro y el retiro en Santa Isabel, comprendió en toda su dimensión que el hombre es Uno, que no hay estaciones temporales y sucesivas para el mortal, sino una fluida corriente del ser con la que el poeta debe armonizar su palabra.