sábado, 2 de febrero de 2013

«TIEMPO es el paso de nuestra conciencia por la eternidad», ... dice J.R.J. 

Esa acción produce en el poeta la crisis de su consciencia. Es el poeta el hombre demediado entre la eternidad que nombra y la finitud de su consciencia. Justamente, en esa fisura incognoscible, la mentira puede ser la verdad. En ese espacio surge un canto, desde un centro, cuya armonía descifra los ecos inefables.

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Como no tengo el talento ni la inteligencia para decir con mis palabras el todo y la mentira, utilizo versos ajenos, aprendo muchísimo de los poetas, de los versos cristalinos que se dirigen a la consciencia y que fueron escritos, -ah, maravilla-, hace ya unos siglos y también hoy. Versos que se entienden como antiguos, como si ya no siguieran diciendo qué somos y qué nos sustancia. 

Por tanto, los versos de Petrarca son la forma poética del todo y la mentira; una forma más, claro. Es, además, el tema central de los poetas que han ido hurgando en el centro indudable, territorio que Petrarca nomina como "eternidad indivisible" (eternità raccolta e´ntera). Qué emoción me embarga en estos momentos de revelación; dicen los versos del poeta de Arezzo en su Triunfo de la eternidad

Lo que grava y oprime nuestro pecho:
"antes", "después", "ayer", "mañana" o "noche",
todo se esfumará como una sombra.

No existirán más "fue", "será", ni "era",
solo es "en presente", "ahora" y "hoy"
solo la "eternidad indivisible";

como si fuesen llanas las montañas
que la vista impedían, no sabréis
dónde apoyar recuerdos y esperanzas;

[...]

Podríamos estar dialogando sobre estos versos hasta la muerte y más allá, ¿no es cierto? Pues ellos pertenecen a esa corriente cristalina de auroras y noches ocultas. Sí, Heráclito, sí Parménides, sí, Platón...pero estos versos son cantos, salmodias, armonías musicales que razonan poéticamente.  

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No puedo dejar de mencionar una relación de estos versos con J.R.J. En uno de los pasajes de la Alameda verde, -aquel axioma de la eternidad indivisible para el poeta de Leyenda-,  afirmaba:

«Mi alma corre, agua pura, entre una orilla de oro de recuerdo y otra dorada de esperanza». 

Estoy seguro de la lectura de J.R.J. de los versos de Petrarca que acabo de destacar, "donde apoyar recuerdos y esperanzas", y de la  interpretación que J.R.J. realizó de los mismos. 

Para que el canto del poeta llegue a permanecer, y es esa su ética-estética, la fuerza teleológica, debe conformarse con una ínfima consciencia de lo nombrado. San Agustín, en sus Confesiones, escribe: «En el fluir del tiempo hay algo que permanece: la atención de una conciencia que se extiende hacia el pasado, por la memoria; y hacia el futuro, por la expectación». 

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Lo mismo, los mimso, ...la poesía verdadre ae siempre la misma y distinta, voz natural y diversa, pura y compleja, real y reflectante. Estación perenne, encuentro momentáneo, revelación de la poesía. Sigo con J.R.J., con unas palabras que encabezan el capítulo VI de Ideolojía

«Lo permanente nos mira sólo con el alma de lo sucesivo que ha pasado por su cuerpo».


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No debemos olvidar la ética-estética, verdadera matriz del origen de la naturaleza del poeta. De la confluencia y armonía de estos términos en la vida y obra del poeta depende la verdad, es decir, el todo, de su Obra, que es su Vida:

«El deber del poeta es vijilar con su conciencia de hombre su divinidad inconciente, así el drama del poeta es que tiene que descifrar el secreto hermoso del mundo cantando».