domingo, 13 de abril de 2014

ESCUCHO el canto de un pájaro en la noche, un canto de himnos inmensos y músicas extrañas. Cuando vuelvo a la casa, medito, anoto en el cuaderno, pero, sobre todo, reproduzco, sílaba a sílaba, pensando en el pájaro que piaba y musicaba la noche, un poema de Blake:  

Ver a un Mundo en un Grano de Arena
Y un Cielo en una Flor Silvestre:
Toma la Infinitud en la palma de tu mano
Y la Eternidad en una hora.

[...]
Cada Noche y cada Mañana
Algunos nacen para la Miseria.
Cada Noche y cada Mañana
Algunos nacen para la dulce delicia.
Algunos nacen para la dulce delicia,
Algunos nacen para la Noche Interminable.
Somos conducidos a creer una Mentira
Cuando no vemos por el Ojo,
Aquello que nació en una Noche para morir en una Noche,
Cuando el Alma durmió en un rayo de Luz.
Dios aparece y Dios es Luz
Para aquellas pobres Almas que viven en la Noche,
Pero despliega una Forma Humana
Para aquellos que viven en los reinos del Día.


"Augurios de la inocencia", de W. Blake. (Trad. H. Yépez).