jueves, 23 de agosto de 2012

LA vida como la literatura. O la literatura como la vida. Vida y literatura, literatura o vida. En cualquier caso, una extraña forma de vida, una vida extraña la literaria. Tanto que abundan en su superficie los parásitos, tanto que alguien algún día descifró el universo conocido con un solo poema.
 “Hace mucho –no sé si hace días o hace meses- que no anoto ninguna impresión; no pienso, y por lo tanto no existo”
 Anotar en los márgenes impresiones motivadas por la lectura es una de las formas dialécticas del existir del lector. Quizás la más compleja y paradójica.  Estas palabras de Pessoa, que se centran en el hecho de anotar más que en el de leer, concilian los conceptos de lectura y vida.
“Me he olvidado de quién soy; no sé escribir porque no sé ser”
La escritura como una forma de ser y estar en el mundo unidas por la vivencia y el tamiz del pensamiento (que no es más, ni menos,  que la forma lógica de razonar el mundo, de percibirlo en la mente).
“Mediante un adormecimiento oblicuo he sido otro”
Insiste Pessoa en la ajenidad como una clave existencial que sacude al lector. Otro en sí mismo.
“Saber que no me recuerdo es despertar”
De nuevo Platón aroma las líneas estoicas de Pessoa: “saber, recuerdo, despertar”, términos del universo platónico, esto es, del universo de la humanidad con que nombramos la esencia de la vida, la forma verbal de entenderla. Pessoa intentaba en el desasosiego encontrar la forma en que opera el mundo dentro de él.
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QUIZÁS Pessoa acaba de leer a Heráclito: “La vigilia, el sueño y la muerte están en relación con el grado de ignición del alma”. Un estado de vigilia, de duermevela continuado es lo que desea el poeta de Lisboa: un continuo indagarse. Estado que Bécquer trajo de forma diáfana a las letras hispánicas.
Acudo al volumen de los filósofos presocráticos para auxiliar la congoja y el desdoro a que someto estas tardes de parsimonia y estaciones de bronce. Leo: “Los hombres deberían tratar de comprender la coherencia subyacente a las cosas”. Después, vivo.
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PESSOA me hace releer a Heráclito como si fuera Pessoa, es decir, desde la ajenidad.
Leo y vivo siendo otro, quizás más yo que nunca. Con Heráclito, en la noche y el río:
“La sabiduría consiste en entender el modo en que opera el mundo”.   
Y creo que la poesía es la sustancia de ese entendimiento.