jueves, 13 de diciembre de 2012


Uno de los ritos mistéricos con los que he soñado últimamente: imitar la búsqueda de Deméter con antorchas en las manos. "¡Cielo, llueve!, ¡Tierra, concibe! ¡Bromio ha nacido!", grité en la tiniebla de la noche, arropado por un olor a incienso penetrante y subrepticio. Me vi en un espejo contemplando silenciosamente una espiga de trigo: en ella se concentraban la vida y la muerte, la fusión de la physis. Vida citerior y vida ulterior, descenso a los fondos predecesores que contenemos sin advertirlos. Descenso y ascenso.
Tan solo describo. La acción de Naturaleza no puede ser narrada; sucede lo propio con el misterio, pues este  reside en no contar lo que sucede.  El silencio como finalidad, claro. Cuando JRJ afirmaba que la poesía era misterio estaba describiendo que la poesía es el silencio, lo oculto, lo cerrado, lo distinto, lo incomunicable en su esencia.