lunes, 22 de octubre de 2012


COMO se recuerda en la Eneida, la sibila de Cumas, -que era inspirada por Apolo-, guió por el infierno a Eneas. De la misma forma, Ovidio narra el pasaje en Metamorfosis. Por su parte, Miguel Ángel guardó nada más y nada menos que en la Capilla Sixtina un lugar de privilegio para la adivina.
Más allá de la trascendencia del personaje, me interesa su iniciación, pues como guía del Hades, debió haber descendido y conocido los ritos iniciáticos de renovación. Lo mismo que Orfeo, el gran conocimiento cifrado, velado a lo inmediato, es el trayecto de los pasos de vuelta a la vida desde donde nunca nadie había regresado. Los pasos en la tierra de la incomprensión, por donde no pertenece el hombre de forma natural.
desde la oscuridad hacia la luz guiado por la fidelidad y el amor. Los límites de conocimiento humanos desbrozados en la profundidad. pasos, métrica del esqueleto, armonías, círculos, laberintos, voces a lo lejos advirtiendo de las sombras, 
Con esta interpretación, me voy confeccionando un entendimiento, ya que en estos sucesos están implicados Apolo y Orfeo más la presencia oracular de la Sibila.Podría decirse que son las tres piezas fundamentales del origen: poesía, música y misterio.    

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"NO cito a los demás sino para expresarme  mejor a mí mismo", escribió mi amado Montaigne en sus Ensayos, concretamente en  "De la educación de los hijos". 

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INTRINCADA sentencia de Valèry: "Mi inspiración no es verbal". Cercano a la revelación oracular de la Sibila, Valèry lucha por desligarse de las asociaciones entre palabra y realidad. Es una lucha permanente en sus Cahiers: el mundo y la palabra. ¿Es el mundo solo la palabra? No lo creo así. La música está cercana al raciocinio luminoso mucho más que la palabra. La música es materia de la razón luminosa, mientras que la palabra trata de ser figuración de la misma. Solo en la música se puede producir un acorde que ocurre polifónicamente en el tiempo y en el ritmo, el espacio del arte. 
El escritor francés quiso aclarara que el impulso primerizo de la creación pertenece a otra circunstancia que, si bien ocurre en la mente del creador, es de difícil explicación. Si la tiene, no es desde luego verbal: pareciera, más bien, una danza interna, musical, verbalmente transparente, pero tan rotunda y llena de claridad.