domingo, 28 de octubre de 2012

NO deberían escandalizarse los que ven cómo los premios literarios y todas esas tropelías montadas alrededor de la literatura dan muestras, en ocasiones, públicas, de su naturaleza. Algunos de los miembros del jurado aparecen después en los medios de comunicación opinando sobre la ética y la moral de los políticos y tiene uno que envainarse la opinión, porque no merece más que unas líneas, como estas, de mero testimonio de la gran miseria y de las pestitelentes manos de los que quieren agarrar las algarabías poeticas. 
 

La mañana, esplendorosa. Parecía cargada de melancolía. E. no ha querido que podamos disfrutar del descanso, así que me he puesto a leer. Leer es la actividad más ética y moral de un literato.


Unos fragmentos del Diario de Kafka y otros tantos de Libro del desasosiego, de Pessoa.Subrayo, escribo la lectura, vuelvo a subrayar.  Sespués, algunos poemas de Novalis.Vuelvo a escribir. Para terminar este ciclo pienso en Cervantes, pero termino en Thomas Mann. Leopardi y Montaigne afilan el alba. Montaigne trae la luz de la mañana.