martes, 15 de enero de 2013

HACE un tiempo, algunos rehuían de las bitácoras porque suponían una mancha en su carrera de escritor; lo veían como un ejercicio. Hoy, esos mismos, quieren cobrar o recibir donativos por ello.

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Esta tarde, después de leer algunas reseas sobre novelistas contemporáneos, decidi agarrar una novela de Thomas Mann. En efecto, El Doktor Faustus me sigue resultando la obra paradigmática, por sus temas y formas, del novelista alemán. En ella pueden leerse pasajes de este tipo: "Del encuentro de la grandeza de la muerte, añadía, nace una objetividad hasta cierto punto convencional, cuya soberana belleza supera  la del más desenfrenado subjetivismo porque en ella lo exclusivamente personal, el dominio de una tradición llevada a su más alta cumbre, se supera a su vez y, en plena grandeza espiritual, accede a lo mítico y a lo colectivo".

Páginas psteriores, Mann sigue ahondando en la dialéctica de lo subjetivo y de lo objetivo: "lo subjetivo y lo objetivo se entrelazan hasta el punto de no ser posible distinguir uno de otro. Lo subjetivo surge de lo objetivo, adquiere su carácter y viceversa. Lo subjetivo se formaliza en objetividad y vuelve a adquirir espontaneidad, dinamismo, como decimos, por obra del genio".

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Reflexión y abismo, silencio, silencio nutricio. Un gran terror ante mis actos y mis palabras.