EL problema para Bach era el siguiente: "Es posible hacer una auténtica polifonía armónica?". Es más, pensaba, ¿es posible una armonía que suscite las apariencias de la polifonía?".
La suerte de un poema está sujeta a la conjunción de estos dos términos: polifonía y armonía o, si se quiere, armonía polifónica. El poema aglutina el tiempo, no lo narra; el poema condensa el espacio, no lo describe; el poema armoniza el yo con su condición categorial, no lo sustantiva.
El poema, murmullo de la transparencia, convierte la palabra en deseo musical; el poema, rito de silencio, trasciende el significado de la palabra al misterio y a la pura energía ancestral.