AQUÍ estoy y estoy en la tarde.
Los lomos de los libros son mi paisaje: colores, tamaños, grosores, aritmética
desgarrada de la belleza. La diversidad de los libros, sus temas y demás
fantasías, las fábulas encerradas en cada página, la música perdida en los
poemas que están guardados en la sombra. Todo es un confín a mis ojos. La música de Bach encera la contemplación, el silencio lo atraviesa todo, sin consuelo, sin condolencias, sin nada más que el silbo de la soledad nutricia. La soledad sonora, la músicas callada.