SIGO con los versos de Petrarca, releyendo vorazmente. Como sucede en la parábola bíblica, la tempestad en calma, el espíritu se complace ante lo contemplado. Palabra en armonía sin amarres temporales, sin anquilosamientos, antes al contrario, fértil, inconmensurable y rítmico verbo incendiando el significado del corazón.