sábado, 25 de enero de 2014

EL trasunto ficcional en que se proyecta Dante, es decir, el yo lírico que protagoniza la Commedia, se encuentra con tres animales al comienzo de la obra, a saber: una onza, un león y una loba. Simbólicos todos, encarnan las tentaciones iniciales de las que debe huir justo antes del encuentro con Virgilio. La lujuria, la soberbia y la codicia en grado sumo se atraviesan en el camino fragoso y salvaje en que se encuentra inmerso tras la ensoñación. 
El personaje ficcional vislumbra, en ese camino, una figura que se caracteriza por el silencio. Un hombre demediado, que fe mortal y que ahora no lo es.  Con los ojos cargados de lágrimas conmina a Virgilio que lo rescate de dicha afrenta y mencionada estación de su vida. 
Virgilio es la razón luminosa frente al desiderio del mortal. Estamos por tanto en los comienzos del umbral, en el rito iniciático de la obra y, por supuesto, del que la la está leyendo en estos momentos en que tú mismo lees estas palabras.