ESCRIBÍA uno, en las últimas semanas, vivificación de la
poesía y hoy, casi sin notarlo, Novalis ha conciliado esa fusión que tanto
anhelo. Él prefiere hablar de “fuerza vital”, a saber, aquella que capta el
mundo en todas sus dimensiones, sin excluir ni una ni a otra, ni lo visible ni lo invisible, sino
fundiéndolas y armonizándolas. En última instancia, Novalis, utiliza la
expresión “fuerza configuradora” para referirse a aquella voluntad individual
que transforma el mundo al captarlo.
Cuando llevo estas ideas a mi escritorio, estoy convencido
de que la literatura es un acto de creencias y fidelidades irrenunciables, de
las que uno no debe apartarse jamás sea cual sea la comprensión social o externa
de sus razones, pues, si eso sucede, dejaríamos de ser y estar en el mundo. En Novalis: “Todo saber termina y empieza en la creencia”.
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JRJ puso, al frente de Platero y yo, en 1917, una cita de
Novalis cuando los demás se dejaban impresionar por modas pasajeras de principios
de siglo. Esa es la diferencia entre un poeta y un escribiente, cuando en
España nadie había leído a Novalis, ya que no estaba traducido al español, JRJ
lo había aprehendido en la lentitud de su inteligencia: “Donde quiera que haya
niños, existe una Edad de Oro”.