VOLAR a lo más alto, hacia la atalaya de la razón luminosa, la primera virtud. Volar sin compañía, sin sufrir la compañía de la especie, la segunda; la tercera, apuntar con el pico hacia dentro, hacia el aire, hacia el cielo, hacia donde el misterio. La cuarta, no poseer color alguno, matiz ni figura a lo sentidos, no ser minucia ni estación fugitiva; la quinta, cantar suavemente...con la naturalidad del aire.