martes, 13 de marzo de 2012

TODA la mañana y la tarde arrimado a la consolación. Comencé a leer con brío y a esbozar en el cuaderno nuevos apuntes. Lo hacía mientras pensaba en un trance, en una estación que acaso hubiera vivido de un tiempo a esta parte. Conmovido por ello, con el estupor de la contrariedad y el desasosiego, he mirado al horizonte entregando mis ojos, he contemplado la noche sin figura, he querido morar donde el misterio.