domingo, 4 de noviembre de 2012

EN una ocasión afirmé que si Aristóteles estuviera con nosostros tendría no una bitácora, sino veinte mil bitácoras que acogieran todos los temas del mundo. De la misma manera que usaría la tecnología actual para desplegar su inteligencia por todos los derroteros del conocimiento conocido.Esta obviedad que sorprendió en el foro en que la pronuncié, vuelve hoy a este diario, pues ya las bitácoras están cayendo en el olvido más absoluto. Eso me alegra mucho, sobre todo por los que permanecen escribiendo sin mirar las supuestas estadísticas de lectores diarios, mensuales o anuales. No hace mucho había quien afirmaba que la bitácora hacía posible que el texto fuera leído por miles de navegantes.  Siempre dudé de los navegantes como la condición primordial para la existencia de la escritura. primero, la palabra; después, el escuchante, el lector.

Poco importa que sean miles o uno solo, lo cierto es que la literatura es siempre una, sea cual sea la forma de comunicación. El problema residía en que algunos adelantados quisieron hablar de nuevas dimensiones de la literatura e, incluso, de un nuevo género literario con esto de las bitácoras. Hubo quien escribió las características del protogénero con todos los detalles formales y quienes se enrevesaron en congresos que abordaban el asunto.
Igual que con el haiku y con el microrrelato, que con la poesía llevada al teatro o a la fantochería de la perfomance, lo mismo que con el suspuesto mercantilismo de las nuevas generaciones literarias asociadas a cremas de la merienda, igual que  sucede con la literatura apolillada de incienso que busca la ironía y crea sus maestros de la nada, como sucedió con los que vieron en el sueño de los bares, los cigarrillos y los cubatas la gloria literaria, con todo ello la literatura pasará con su medida exacta, con su excelsa justicia que asola a modas pasajeras. Dejemos que los otros exploren lo que procura la fama momentánea, la aparición pública que tan poco ayuda al conocimiento.    
Se estaban olvidando de la literatura, engolan solo sus aspiraciones inmediatas, sus actividades diarias en el mundo virtual más que serenando la aparición desasosegante de nuevas formas de transmisión.

Ahora, que las bitácoras van encontrando su verdadero lugar en la inmesa red, es decir, el de la minoría; ahora que poseer una bitácora viva es una singularidad más que una virtud, parece que escribiera uno a una camarilla secreta, a un grupúsculo de allegados que asoman, vacilantes, sus retinas por la blancura de este trópico veteado de textos antiguos, prosas profanas y deseos al aire. Con un afán gnóstico, la escritura va trazando un trayecto cuyo origen se ha ido borrando.


De Plotino a Boecio. Prosa y verso, sobre todo, diálogo, como quería M.Z. Dos Unidades distintas. La una, indescriptible, inmemorial, de donde todo procede y nada puede figurarse. La otra, una individualización de la divinidad, del principio, del origen. Me pregunto, ¿no son complementarias, acaso? ¿No están en ellas, Platón y Aristóteles? 
Boecio acusado falsamente por Cipriano, Basilio, Opilión y Gaudencio. El senado juzga a Boecio sin escucharlo, cargado de falsos testimonios y con atribuciones falseadas de sus actuaciones, sobre todo, su defensa, en Verona, del senador Albino. En esos últimos días de su vida, escribe La Consolación. Así hay que leerla, como el testimonio verdadero de un hombre que se sabe muerto, traicionado, vilipendiado por su propia especie. Esa es la enseñanza para la poesía, pues, el poeta verdadero, el que se adhiere a la verdad irrenunciable, será vilipendiado. Bienaventurados los que busquen la esencia, mediten el silencio, ausculten la soledad, deseen tañer la aritmética del centro indudable, porque ellos serán ajusticiados por los mediocres y vanidosos. Escribe Boecio y con ello debemos quedarnos en la mañana:

"Disipada la noche, huyeron las tinieblas
y mis ojos recobraron su primer vigor"

Y, por último, como Plotino, versifica Boecio:

[...]
"Eleva tu espíritu,
que no se hunda en la tierra tu inteligencia
con el peso de la materia,"
[...].