miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sí, mi querido maestro, mi admirado señor Michel, he vuelto a leer y a pensar las palabras de Propercio:

"Fortunae miseras auximus arte vias". 

Trataré de escribirlas por de dentro, pues existe una caligrafía del alma, interna, que pertenece al silencio, la meditación; siempre supone un encuentro y una metamorfosis. Sí, señor Montaigne, también me asomo a contemplar la noche y el cielo y las estrellas y a verme a mí mismo, a la minúscula y diluida presencia que tanto ignoro frente a una orilla inmensa. 

Evidentemente, he leído la pregunta que usted se hace en los Ensayos, "¿no es el hombre un miserable animal?". Sí, el arte aumenta la miseria de los hombres.