HOY, al leer el correo de P.D. y los fragmentos iniciales de Biografía del silencio, he recuperado un fragmento de Simone Weil. Lo he realizado ya que esta autora encabeza y principia el libro de P. Al transcribirlo, me ha parecido estar caligrafiando un mensaje cifrado, un mensaje que encierra una clave vital que he intentado descifrar una y mil veces. Este fragmento, como repito, lo he caligrafiado de distintas formas y en distintos cuadernos, siempre escuchando música y apoderándome de un ritmo nonato hasta el momento. Hoy llega al Trópico por vez primera, pero pareciera que siempre ha estado escrito debajo de la piel, en el alma misma.
"La armonía es la unidad de los contrarios; los contrarios son ese ser
que constituye el centro del mundo y ese otro que es un fragmentito
dentro de la totalidad del mundo. Sólo puede haber unidad cuando el
pensamiento emprende con todo cuanto abarca una operación similar a la
que permite percibir el espacio rebajando a su verdadero rango las
ilusiones de la perspectiva. Hay que reconocer que el centro del mundo
no es algo que esté dentro del mundo, el centro del mundo está fuera del
mundo, y nadie aquí abajo tiene derecho ha decir yo" [...].