APENAS cuando vaya a la muerte, solo quiero tener tu
recuerdo. Con eso me basta y con eso anunciaré las proclamas más elevadas de la
existencia.
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QUISIERA morirme como una cadencia de Mahler, reverberando
en la melancolía, ascendiendo a la luz por la escalinata de los sauces. Quisera
morirme ahora y dejarlo todo de repente, dejar intactos los deseos. Qué más
da que uno muera o que uno termine por desaparecer como lo hacen las entrañas y
los contrabajos. Como un violín mojado, que atraviesa con su cuerpo las anchas
laderas de la música quiero morirme. Lo quiero sin precedentes, llegado de un
golpe en tierra. Lo quiero cuando sea, en tiempo subjuntivo. Lo anhelo, a
veces, cuando escucho, como ahora, perplejo, a Armonía ensillando el reino de lo
bello.
TODO esto, es decir, toda esta mugre de ambiciones que viene
deL ser humano, ¿para qué? Creo que el humano embosca al ser en ambiciones que
no deberían ocupar nunca las preferencias ineludibles.