LAS primeras líneas del nuevo volumen se dirigen hacia una cuestión
que no intuía. Quiero decir que la
escritura es desvelo del ser y que, por mucho que la intuición se haya tomado
como un axioma o una explicación de ese desvelo, la literatura siempre ofrece
una realidad desconocida, ni siquiera intuida para el escritor. Por lo que
pensar que el escritor está determinado por los avatares sintácticos de la
lengua es un silogismo. Los presocráticos denominaban esta forma de
conocimiento aletheia y creo que, con este término, la
poesía ha encontrado un vocablo que define su funcionamiento o que, al menos,
dirige la atención del lector-creador.
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PLATÓN conminaba, en República,
a predisponer el espíritu a la música, pues ella precipita la llegada de la
belleza a nuestra alma.
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PALABRA de poeta que vaya a los
más alto; que no sufra compañía, ni siquiera la de su naturaleza,; que cante al
aire y que en el aire sea; que no tenga color alguno, que sea transparente y
que cante suave y dulce con la claridad asumida del silencio.