YA habita entre nosotros
y así lo concebimos. Percibir su existencia entraña una sensación vital que
nunca antes había soportado con una felicidad parecida a esta. Quizás esta
misma sensación estoica y plena se está apoderando del nacimiento de mi hija, a
quien comienzo a imaginar ya presente y ya respirando.
Una hija vivifica la
realidad. Vivificamos, por ejemplo, la música de Tosca que estos días carga el
ambiente de la casa, e lucevan la stelle…En
la garganta de Caruso, Mario Lanza, Domingo o en la versión prodigiosa de Giuseppe
Di Stefano.
Los tres, en la
tranquila tarde de este invierno en que compartimos el silencio amniótico de nuestra
hija, disfrutamos de la música en la bóveda cerrada de la belleza cierta.
***
EL otro día, alguien
me preguntaba por todos los fenómenos de la literatura e Internet. La bitácora
y el libro de papel, el libro electrónico…Como el tema me aburre en demasía, el
interlocutor quiso conminarme a que le ofreciera una respuesta clara y
personal. Únicamente le dije algo en lo que creo y que, todos los días, me hace
situarme en la tesitura del abandono de lo público para replegar las velas a la
intimidad: “Solo creo en la palabra, la Literatura es una”.