lunes, 23 de abril de 2012

ME parecen una caricatura, un producto humano de la civilización del espectáculo los que escriben desde la vulgaridad. Qué sería de algunos sin su influencia en editoriales, suplementos o círculos literarios y sin su presencia pública, pero, ¿qué tiene eso de literatura?
Como señala Vargas Llosa, con lucidez y profundidad, esos mismos que critican la cultura son el espectáculo mismo de la literatura, de la civilización actual.



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UN  poema que trata de surgir y que cae en levedad insoportable. El libro de Vila-Matas abierto y demediado; el “Cuaderno del caminante” encima del libro de marras y el último volumen de la Historia de la literatura española, Entre la oralidad y la escritura, dirigida por Mainer que anima la escena con miniaturas que ofrecen a Alfonso X en pose solemne y regia. El volumen del profesor J.C. que presentaré el viernes y sobre el que sigo pensando antes de escribir nada; folios, esquemas, subrayados…¿qué origen confabula estas presencias en la vida de alguien?



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EN un párrafo impecable escribe Vargas Llosa: “El conocimiento tiene que ver con la evolución de la técnica y las ciencias, y la cultura es algo anterior al conocimiento, una propensión del espíritu, una sensibilidad y un cultivo de la forma que da sentido y orientación a los conocimientos”. Tal vez, si hubiera quien reflexioinara de verdad sobre estos conceptos, tendríamos algo más que veleidades y debates hueros y cargados de inteligencia.
Al repasar algunos subrayados, caigo en la cuenta de que los términos que utiliza Vargas Llosa son, casi siempre, conceptos que han caído en un uso restringido en el ámbito cultural. Debido a las modas impuestas desde hace unasa décadas, ni en la literatura ni en ninguna otra forma de entender la manifestación cultural y artística, caben palabras abstractas, cuyos huecos semnánticos deberían consentir un proceso de resemantización profunda. "Conocimiento, cultura, enseñanza, literatura,