domingo, 1 de abril de 2012

CON E., que se deja notar con sus movimientos, comienza el origen. El nacimiento proviene de lo oculto, es en la oscuridad interna, cavernaria, donde los hombres vamos haciéndonos humanos. Todo nos llega a los sentidos a través de los ecos y del agua. ¿No será que seguimos siendo de continuo un ser a punto de nacer? 
Creo que nuestra condición es la misma que E., que nuestro entendimiento de la vida poco se ha desarrollado. Un estado acuático, de ecos y reflejos, sonidos que provienen desde  las afueras que nunca seremos capaces de interpretar debidamente.

***  
OFRECE Leopardi, en su prosa, destellos luminosos que acrecientan la dimensión de su obra y de su pensamiento. Es uno de esos autores que vincula el pensamiento y la creación siempre teniendo en cuenta que los mecanismos de una disciplina  y otra son bien distintos. En puridad, no lo son tanto, pues en sus poemas siguen percutiendo las mismas inquietudes que lo asedian para escribir en prosa. Es lo poético, lo que consigue los escritores que escogían los cauces más oportunos para crear y expresar sus dudas, sus inquietudes, sus criterios. En todo caso, una y otra forma de creación poseen una misma raíz originaria: el respeto a la palabra como cauce de conocimiento de una realidad invisible a los ojos y al entendimiento. 
  
EL 18 de abril de 1822 escribió Leopardi, en Zibaldone di pensieri: "Rinunziare o sbandire una nuova parola o una sua nuova significazione (per forestiera o barbara ch´ella sia), quando la nostra lingua non abbia 
l´equivalente,  non l´abbia così precisa, e ricevuta in quel proprio e determinato senso; non è altro, e non può esser meno che rinunziare o sbandire, e trattar de barbara e illecita una nuova idea, e un nuovo concetto dello spirito umano". Después de leer el pasaje varias veces y de estar acostumbrado a los enredos sintácticos y semánticos de la prosa de Leopardi, trato de traducirlo para poseer de lleno el idioma de otro hombre, las palabras de alguien que elevó el espíritu hasta donde nunca lo haré jamás.    

"Renunciar o  renegar de una palabra nueva o de un nuevo significado de ésta (por extranjera o bárbara que sea), cuando nuestra lengua no posee la palabra equivalente o no la tiene con ese sentido concreto y no es recibida en aquel justo y determinado sentido; no es otra cosa, y no puede ser menos que renunciar o renegar, tratar como bárbara o ilícita una nueva idea y un nuevo concepto del espíritu humano".

Después de esta traducción, pienso en Ezra Pound, en The Cantos y comprendo, ahora, la génesis de su creación literaria, qué lo estimuló para almendrar sus poemas con términos de otras lenguas, con palabras de otros idiomas: estaba aceptando la nueva idea y el nuevo concepto del espíritu humano. Y al comprender momentáneamente algunos aspectos de la creación de estos autores, voy confirmando que uno termina leyendo a una serie de escritores que forman una única galaxia, un cosmos en que el origen es común y continuo, transformación y permanencia, en que el origen está dentro de cada uno y de cada hombre que desvela, en aletheia, la realidad.